A morir vienen a la orilla
del mar imposibles naranjas,
semillas perdidas que acuna
el sueño violento del agua.
A morir vienen luciérnagas
de estrellas que se apagan
como soles antiguos, sombras
de lo que ayer fue y hoy es nada.
A morir vienen al regazo
de una madre que amamanta
las miradas con el silencio,
con sus lágrimas las palabras.
A morir vienen por si acaso
una mano en el agua entrara
y en la mano la sal fuera
la fuerza de la piel deseada.
A morir vienen a la orilla
del mar imposibles naranjas,
calladas voces en el viento
que la tarde lleva a la espalda.
M.A.N.H. (28/06/14)
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