Un domingo de bicicleta y manzanas
como otro puede ser
lo tomas de la mano y lo sientas en las rodillas
y pesa
lo que la infancia
atravesado por olores a eucalipto
viene y va
en las curvas de su paisaje
entre capas de la piel
asoman de la humedad sus manchas
y del fondo de la espera la luz
un domingo de niños en la playa
que sostienes en el hombro
y arrullas
con los labios de la tarde
canta un baile de gaviotas
en la arena
de su hálito
sustentas lo alado
que compartes
sonoro
con el viento.
M.A.N.H. (16/10/17)